El AS no nace sino que se hace a sí mismo a lo largo del tiempo a partir de la interacción e influencia de diferentes factores genéticos, biológicos, neurológicos, psicológicos, sociales y ambientales.
En una entrada anterior del blog, ya vimos como determinados factores endógenos predisponen a que un sujeto pueda tener comportamientos agresivos y violentos. Tener un trastorno de personalidad antisocial[1] también influye en la comisión de determinados hechos delictivos, pero estos factores endógenos siguen sin ser suficientes, para contestar a la pregunta de si el asesino en serie nace o se hace. Deben darse, además, una serie de factores ambientales y sociales que son los que finalmente llevan a esos sujetos a refugiarse en sus propias fantasías, albergando sentimientos de odio y de venganza.
La mayoría de los investigadores intentan justificar el comportamiento de los homicidas seriales partiendo de diferentes factores sociales. Hickey afirma que “en el caso de los asesinos en serie, el efecto de la traumatización infantil que se manifiesta más comúnmente es el rechazo […] Una de las formas mayores de rechazo es la significada por un hogar inestable en el que se dan malos tratos” (Hickey, 1997, p. 87). Una infancia traumática no es la causa directa, ni única, de que un sujeto comience a matar en la edad adulta, pero si es un factor de gran importancia para entender qué motivos han llevado a ese individuo a cometer su primer crimen y los siguientes.
Para un buen desarrollo infantil, es necesaria la adhesión a los padres y a los demás miembros de la familia. El vínculo afectivo con su madre en la primera infancia, y el aprendizaje del modelo paterno en la segunda infancia, trazan las bases de una adaptación progresiva del niño ante el mundo. La presencia o ausencia de lazos afectivos en esos momentos marcaran parte de su personalidad en el futuro, así como su interacción con la sociedad[2].
Esto no significa que todos los niños que han sufrido abusos, malos tratos o rechazo en su infancia, sean asesinos latentes, porque la historia criminal también cuenta con casos de asesinos seriales que han tenido una infancia muy feliz y que al llegar a adultos han matado brutalmente a sangre fría como Jeffrey Dahmer, Joaquín Ferrándiz o Gilberto Chamba.
Ressler, tras completar su programa de entrevistas con 36 agresores que ya estaban en prisión aseguró que la constante principal era la falta de amor materno en la niñez. Estos sujetos tuvieron madres frías, distantes, negligentes y nada cariñosas hacia sus hijos, en un momento en el que el ser humano normal es mimado. Además concluyó que en su infancia y adolescencia no estuvo presente una figura fuerte que les guiara y de la que ellos pudieran aprender que conductas son las correctas (ausencia paterna).
FASES DEL NACIMIENTO DE UN ASESINO EN SERIE
Siguiendo a Ressler y Shachtman (1998, 2005), y a Pincus (2003) podemos determinar diferentes factores de la historia de vida de estos sujetos que influyen en la formación de su personalidad y que pueden terminar convirtiéndolos en asesinos seriales.
1.- Infancia temprana. Los primeros años de vida de un niño son los más importantes para su desarrollo, ya que es el momento en el que aprenderá a socializarse y a forjar su carácter.
El niño vive en un ambiente social ineficaz, en una familia desestructurada, con unos padres ausentes, un desequilibrio en la disciplina del padre o de la madre o es expuesto en reiteradas ocasiones a eventos traumáticos. Es víctima de abusos sexuales, de malos tratos físicos, psicológicos o emocionales como la falta de afecto, de atención y cuidado, que son los que más secuelas dejan en el niño entre los 0-6/8 años de edad. Estas condiciones de vida hacen que el niño: a) Llegue a elaborar distorsiones cognitivas; b) No tenga soporte y madurez emocional; c) Tenga escasez de habilidades sociales y falta de disciplina y d) Trastornos conductuales (ya entre los 8 y 11 años) como piromanía o bullying hacia otros niños.
En estas situaciones, el niño no posee estrategias de afrontamiento para resolver los conflictos que se le presentan. Empieza a aislarse generando una serie de fantasías intrusivas en las que suelen ir apareciendo componentes de tipo violento que además le llevan a creer que el mundo es un lugar hostil. Tanto en la niñez como en el comienzo de la adolescencia, estas fantasías solo permanecen en sus mentes. Tras el nacimiento de estas se va generando un sentimiento de disociación con el mundo que le rodea y ocupan cada vez más su tiempo haciéndose más intensas con el transcurso de los años hasta que llega un momento, al inicio de su vida adulta, en que esta fantasía vence y ha de hacerla realidad.
2.- Pre-adolescencia y adolescencia. Entre los 8-12 años muchos se vuelven definitivamente solitarios[3] comenzando a llevar a cabo conductas de auto erotización, base de los patrones y fantasías sexuales perversas del adolescente. La masturbación compulsiva, el consumo de pornografía y el voyeurismo dan paso con el tiempo al sadomasoquismo, la agresión sexual, las mutilaciones o la necrofilia. Esto impedirá que tengan una correcta sexualización y relaciones interpersonales con chicas de su edad.
Es en esta etapa cuando comienzan a exteriorizar una serie de conductas que quienes llegan a observarlas las califican de raras o excéntricas: crueldad con los animales, pequeños robos caseros y pequeños incendios que van alimentando fantasías cada vez más violentas y que pueden evolucionar, a partir de la adolescencia, en secuestros, violaciones y asesinatos.
Edmund Kemper sufrió la falta de afecto materno toda su vida. Con tan solo 10 años su madre, una mujer déspota y cruel que lo menospreciaba constantemente, lo desterró a vivir al sótano, tras su divorcio. Kemper era un niño muy alto y fuerte y su madre tenía miedo de que en su ausencia pudiera agredir a alguna de sus hermanas. En su ostracismo comenzó a arrancar las cabezas de las muñecas de sus hermanas y a colgar a animales, exactamente lo mismo que haría después con sus víctimas en su edad adulta. Su primera víctima fue el gato de la familia. Le enterró vivo y le cortó la cabeza, llevándola orgulloso a casa, donde la exhibió en su cuarto como un trofeo. Su primer trofeo.
3.- Aparece el periodo de ensayo. En la adolescencia, sus fantasías las empieza a expresar ya en la vida real mediante actos de ensayo y error. Comienza a actuar tímidamente en un primer intento de hacer realidad algunas de esas fantasías. Sus primeros delitos suelen ser hurtos, pequeños incendios, agresiones, algún intento de violación, espiar a chicas y mujeres jóvenes, algún intento frustrado de secuestro, etc. Es en esta fase de ensayo cuando se empieza a perfilar el MO[4] de los AS.
Bundy[5], comenzó a desinflar las ruedas de los coches de algunas de sus compañeras de universidad o a robarles partes del motor, pero siempre eran ayudadas por algún amigo que pasaba por allí. Se dio cuenta que si quería secuestrarlas tenía que cambiar su modus operandi como hizo después. Harvey Murray Glatman, a los 16 años, acorraló a una chica en un callejón y apuntándola con un arma falsa la pidió que se desnudara. Tras observar detenidamente su cuerpo desnudo huyó sin tocarla.
4.- ¿Cuándo comienza a matar? La fantasía ya no es suficiente. La realidad le recuerda quién es (y sobre todo lo que no es) y finalmente decide pasar al acto y cometer su primer crimen. El paso de la fantasía a la realidad le otorga, aunque sea por un breve espacio de tiempo, esa sensación de poder y control de la que ellos carecen en su vida cotidiana. Comprueba que en ese momento puede ser quien siempre deseó ser generándole una sensación adictiva que le llevará a matar una y otra vez hasta que sea detenido. Garrido sostiene la tesis de que lo que realmente pretende este sujeto con sus crímenes es convertirse en otra persona, para acabar con el tipo de vida que lleva con el que está totalmente desacuerdo e insatisfecho.
Los numerosos estudios al respecto indican que siempre hay una serie de factores desencadenantes o estresores previos al crimen que desbordan su personalidad al no disponer de los recursos necesarios para afrontarlos. Hacen que su furia homicida latente hasta ese momento, de un salto del periodo de ensayo al acto real y maten a su primera víctima. El estresor es el elemento que le hace cruzar ese umbral. Los episodios que los producen son muy diversos: una ruptura sentimental, la pérdida del trabajo, problemas económicos, una muerte cercana, violencia familiar etc. Al ser incapaces de afrontar determinados acontecimientos son el detonante que les hace matar por primera vez.
Tras el primer crimen, ya no necesitan ningún factor desencadenante para seguir matando. Una vez cruzado el umbral, ya no parará de matar puesto que matar se termina convirtiendo en casi una adicción. Tras cada asesinato planeará sus futuros crímenes (AS organizados) con mucho más detenimiento. Los asesinos psicóticos (desorganizados) no necesitan este factor desencadenante del crimen ya que en la mayoría de las ocasiones los crímenes están provocados por su enfermedad mental, no por el impacto que tiene en ellos sucesos externos.
Alexander Pichushkin (Mytishchi, Óblast de Moscú, Rusia), “El asesino del ajedrez”, recorrió todas las etapas que preceden a un potencial psicópata: su apellido “polluelo” le trajo burlas y humillaciones en el colegio, un fuerte golpe en la cabeza a la edad de cuatro años le causó daños cerebrales y creció en una familia desestructurada con un padre alcohólico que les abandonó cuando contaba con 9 años de edad. En sus espaldas, más de 49 víctimas entre 1992-2006, siendo condenado a cadena perpetua en 2007.
https://www.youtube.com/watch?v=evBxIlpUuV4
Bibliografía:
- Douglas, J.E; Burguess, A.W; Burguess A.G; Ressler, R. (2006). Crime Classification Manual: A Standard System for Investigating and Classifying violent crimes, pp. 31-43 Second edition. San Franscisco: Jossey-Bass.
- Holmes, R. y Holmes, S. (2010). Serial murder (3rd Ed.). Thousand Oaks, CA: Sage, 49-51 y 171-184.
- Pincus, J. (2003).Instintos básicos: por qué matan los asesinos. Editorial Oberon.
- Ramsland, K. (2006). Inside the minds of serial Killer. Why they kill. London: Westport, Connecticut.
- Ressler, R; Shachtman, T. (2014). Dentro del monstruo. Un intento de comprender a los asesinos en serie. 2ª Edición. Barcelona: Albaminus.
- Velasco de la Fuente, P. (2018). Criminal-mente. La criminología como ciencia. 4ª Edición. Barcelona: Ariel.
[1] Las personalidades antisociales tienen una predisposición persistente a la conducta antisocial. Según el DSM-5 el trastorno de la personalidad antisocial se caracteriza por un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás, que comienza en la infancia o el principio de la adolescencia y continúa en la edad adulta.
[2]La madre es quien más influye en la construcción de la motivación criminal: madres sobreprotectoras, dominantes, maltratadoras, ausentes o que abandonan a sus hijos. John W. Gacy, Henry Lee Lucas, Keneth Bianchi, Ted Bundy (entre otros) tenían madres dominantes, progenitores con problemas emocionales, o padres divorciados.
[3] El proceso de interiorización hace que se aísle más y más, hasta que finalmente en la edad adulta siente la necesidad de vengarse de la sociedad y castigar a aquellos que viven cómodamente en ella (Bourgoin, 1993).
[4] Las acciones y conductas que se utilizan para llevar a cabo con éxito un delito.
[5] Os recomiendo la lectura del libro Violent Mind. The 1976 Pycological Assessment of Ted Bundy de Al Carlisle (2017), uno de los mejores libros que se han escrito sobre Ted Bundy.
Perfecto, muchas gracias por compartir el artículo.
Alexander Pitushkin no era ruso , sino ucraniano, y Pitushkin no significa pajarito , sino polluelo , Питцка ,pitishka . Pajarito en ruso es маленькая птичка , malen’skaya pitishka
Buenas tardes:
Gracias por la información.
He seguido rastreando el lugar de nacimiento y solo encuentro esto: Mytishchi, Óblast de Moscú, Rusia.
En cuanto a lo de «polluelo» ya está corregido.
Un cordial saludo,