“Las mujeres siempre se fían de otras mujeres. Erróneamente piensan que el monopolio de la violencia le pertenece al hombre.”
Cristina H. Abascal
En ocasiones hemos visto como la pobreza, la degradación social o la marginación de determinados grupos sociales, se ha convertido en un negocio para determinadas personas. La historia nos cuenta que tener un hijo fuera del matrimonio nunca fue fácil debido a las circunstancias sociales, económicas o religiosas imperantes en cada momento y en cada sociedad. Pero hay un momento histórico donde el estigma que suponía ser madre soltera fue aprovechado por algunas mujeres para crear un lucrativo negocio tras el que se escondía un terrible y perverso acto: los asesinatos de cientos de bebés y niños.
La época victoriana (1837-1901) en Inglaterra fue muy dura. La vida humana apenas tenía valor y lo único importante era sobrevivir. Estaba durísimamente castigado cualquier delito contra la propiedad, pero los delitos contra la vida en muchas ocasiones eran considerados como una simple negligencia. En 1834 se promulgó La ley de Pobres (Poor Law Amendment Act[1]) que:
- Prohibió a las madres solteras recibir alimentos, dinero o ropa de la caridad, salvo que estas se recluyeran en las Workhouses[2] o asilos de pobres donde recogían a personas con problemas pero con unas condiciones de vida más duras que vivir en la propia calle.
- Eliminó además la responsabilidad de los padres frente a sus hijos si éstos nacían fuera del matrimonio. Sólo serían responsabilidad de la madre hasta los 16 años.
La moral victoriana[3] estigmatizó socialmente a las mujeres que tenían hijos fuera del matrimonio hasta el punto de no poder recibir ayudas o no poder trabajar en una sociedad que industrialmente empezaba a despuntar. Aunque la intención del legislador fue disminuir el número de hijos ilegítimos, en realidad provocó que murieran cientos de bebés y de niños. Muchas madres solteras tomaron medidas desesperadas para mantener con vida a sus hijos y otras se deshicieron definitivamente de ellos. Fue el rechazo social a estas mujeres y a sus hijos ilegítimos lo que empujó a que naciera a mediados del siglo XIX una institución para acoger a bebes y niños pequeños de aquellas madres solteras que no podían cuidarlos ni alimentarlos: las Baby Farm (granjas de niños) convirtiéndose con el tiempo en un lucrativo negocio. La sociedad victoriana tenía una necesidad y está fue atendida.
Las Baby Farm fueron una especie de “institución legal” regentada en su mayoría por mujeres sin ningún tipo de formación donde los hijos nacidos fuera del matrimonio o de prostitutas (doble moral victoriana, ya que había un gran número de ellas) podían ser entregados para su alimentación y crianza. No se hacían preguntas, y mucho menos se llevaba ningún registro; simplemente las madres llevaban allí a sus recién nacidos. La entrega del bebé suponía muchas ventajas para ellas además de ser un trámite muy rápido e investido de cierta legalidad. Realmente estas mujeres no tenían muchas alternativas entre las que elegir, ya que tanto el abandono del bebé como el aborto eran prácticas ilegales y punibles. Las que abortaban morían en muchas ocasiones debido a hemorragias graves y las que sobrevivían terminaban en prisión. Es paradójico que estuviera penado el abandono y el aborto, pero no se ofreciera al mismo tiempo ningún tipo de ayuda a estas madres solteras, que sobrevivían a duras penas.
Estas madres tenían dos opciones: o entregar a sus bebés en acogida por una cantidad periódica (unos 5 chelines al mes) y pasado un tiempo recuperar a sus hijos o bien a cambio de un único pago (entre 10-15 libras) dejaban al bebé definitivamente a manos de estas mujeres para ser entregado posteriormente en adopción[4] a otra familia. Muchas madres desesperadas y ante el estado de necesidad en que vivían llevaban a sus bebes a estas instituciones con la esperanza de que serían alimentados y atendidos.
Poco a poco empezaron a aparecer en los periódicos anuncios donde se ofrecían cuidadoras y nurses dispuestas a criar, atender y cuidar a esos bebes, así como anuncios de madres solteras que buscaban un lugar donde poder dejar a los hijos que no podían ni mantener ni cuidar. Ley de la oferta y la demanda: cruel, sí.
Fuente: Vitale, G. (2014). Anthropology of Childhood and Youth: International and Historical Perspectives. London. LexingtonBooks. Pp.20.
Estos anuncios también fueron el medio idóneo para “ofertar y demandar niños en adopción”. En un trámite muy rápido y bastante costoso, estas mediadoras entregaban los bebés a los nuevos padres adoptivos de los que volvían a cobrar. Un negocio en toda regla y muy lucrativo: cobraban de la madre al adoptar al bebe y volvían a cobrar de los nuevos padres adoptivos.
La facilidad y rapidez con la que se ganaba dinero y la avaricia por ganar aún más, hizo que algunas mujeres de las que estaban al frente de estas Baby Farm, encontraran mucho más rentable asesinar a estos niños que esperar a que sus madres volvieran a buscarlos o a que fuesen adoptados. El tiempo que los mantenían en la institución debían alimentarlos y cuidarlos lo que suponía tiempo, pero sobre todo dinero. El asesinato continuado de estos niños les ofrecía un beneficio mucho más rápido que si los alimentaban y cuidaban durante un tiempo que era indeterminado. No olvidemos que era una época con un alto índice de mortalidad infantil de modo que las muertes de bebés y de niños pequeños pasaban totalmente desapercibida a las autoridades y a las madres. Cuando se encontraba el cadáver de un bebé, daban por sentado que era un infanticidio, muerto a manos de su madre, siendo imposible localizar a la infanticida con los medios de investigación con los que contaban a mediados del siglo XIX.
Los recién nacidos eran separados de sus madres tras recuperarse del parto. Con el paso del tiempo el objetivo de muchas de estas instituciones fue obtener el mayor número de bebés enfermos o lactantes menores de dos meses porque así sus muertes parecerían naturales. Estos bebés no obtenían los beneficios de la lactancia materna; se les suministraba leche de vaca mezclada con agua azucarada y líquidos peligrosos para su frágil salud, dietas pobres que sin duda contribuyeron a aumentar la tasa de mortalidad en los recién nacidos acogidos por estas falsas nurses. En algunas ocasiones el dinero que pagaba la madre no era suficiente para que el niño fuera bien alimentado, pero aun así tenían que ser rentables y debían mantenerlos con vida para seguir cobrando los chelines mensuales que pagaba su madre. Los bebés que sobrevivieron crecieron débiles debido a la desnutrición y su tasa de mortalidad era muy alta si enfermaban de sarampión, viruela, o cualquier otra enfermedad. Incluso cuando las Baby Farm eran bienintencionadas, estos niños tenían pocas posibilidades de vivir hasta la edad adulta. Eran muchos y había que alimentarlos a todos.
Hubo mujeres que hicieron un excelente trabajo, pero no todas actuaron del mismo modo. Algunas simplemente permitieron que los niños que estaban bajo su cuidado murieran por su abandono: matarlos de hambre o darles de comer lo menos posible para ahorrar en gastos, era algo muy habitual. Otras acogían bebés con la intención expresa de asesinarlos tras recibir el pago de la madre. En muchísimas ocasiones se evitó el costo del entierro envolviendo los cuerpos de los niños muertos en papel de periódico y enterrándolos en zonas desérticas o lanzándolos al Támesis.
AMELIA DYER
Se la considera la peor asesina en serie de Gran Bretaña y se sospecha que llego a asesinar cerca de 400 bebés. Recibió gran cantidad de dinero por adoptar a bebes de madres solteras. Estas confiaron a ciegas en que sus hijos tendrían una vida mejor que la que ellas les podían ofrecer. Ansiosa por ganar dinero, Amelia convencía a las desafortunadas embarazadas para que le entregaran a sus hijos en adopción, a cambio unas cuantas libras. Cuando ya tenía a los bebes les suministraba alcohol o productos derivados del opio. Así los bebés no lloraban mientras la mujer los mataba poco a poco de hambre.
Durante 30 años estuvo al frente del más cruel de los negocios, disfrutando de una total impunidad debido fundamentalmente al fracaso legislativo respecto a la protección de los niños. Sus crímenes han salido a la luz porque recientemente más de dos millones y medio de antecedentes penales han sido estudiados en Gran Bretaña[5]. En un determinado momento se dio cuenta de que su margen de ganancia era mayor si en lugar de esperar a que murieran los asesinaba ella misma.
Amelia fue detenida por primera vez en 1879 cuando un médico empezó a sospechar tras certificar las muertes de los niños, que morían un gran número en su institución. Años después en el registro por parte de las autoridades de su Baby Farm encontraron ropa de bebé, papeles de vacunación, así como cartas y recibos para sus anuncios en los periódicos que ofrecían servicios de adopción. Hallaron más de 50 cadáveres en el Támesis y Amelia admitió ante la policía que todos los bebes que ella había asesinado tenían una cinta alrededor de su cuello. Fue ahorcada a los 58 años de edad.
Si indagáis en la legislación inglesa de la época victoriana descubriréis con gran asombro que había leyes contra el maltrato de los animales, incluso estrictas leyes para los criadores de vacas, pero hasta 1872 no empezaron a redactarse leyes para controlar las Baby Farm. Los niños no tenían derechos y eran víctimas de crueles abusos. Cuando se descubrió, con horror, el altísimo número de bebes y niños que habían sido asesinados, el Parlamento aprobó la Ley de Protección de la Vida de los Bebés de 1897 y la Ley de los Niños de 1908. Se establecieron una serie de normas a seguir de modo obligatorio:
- Se debía notificar la muerte de un niño menor de siete años en un plazo máximo de 48 horas.
- Se otorgó potestad a las autoridades locales para buscar e identificar las Baby Farm y para entrar en domicilios donde hubiera sospecha de que se abusaba de menores.
- Se definió expresamente que se consideraba cuidado inadecuado de un menor de modo que ninguno niño podía estar al cargo de personas que no fueran enfermeras capacitadas para su cuidado y alimentación.
Las Baby Farm, estuvieron vigentes hasta principio del siglo XX, teniendo su apogeo en la Inglaterra victoriana y en muchísimo menor número en EEUU y en Australia. Varias mujeres que estaban al frente de estas instituciones fueron juzgadas por homicidio, homicidio involuntario o negligencia, pero nunca por asesinato: Margaret Waters (1870), Amelia Dyer (1896), Annie Walters (1903), Amelia Sach (1903) y Rhoda Willis, la última baby farmer ejecutada en Gran Bretaña en 1907. La única mujer que se ejecutó en Nueva Zelanda fue Minnie Dean, que enterró los cadáveres de los bebes y de los niños que asesinó en su propio jardín.
Nota: Ahora que llega el verano y es tiempo de lectura, os recomiendo leer Oliver Twist de Charles Dickens o El perfume de Patrick Süskind. Los protagonistas de ambas novelas, Oliver Twist y Jean-Baptiste Grenouille, pasaron sus primeros años en una Baby Farm. Además ambos libros, desde el punto de vista criminológico, son espectaculares. Podréis ver reflejados en ellos mucho de lo estudiado en la carrera de Criminología, pero esto quizás, para otro artículo…
BIBLIOGRAFÍA
- Grimaldi, C. (2009). Doble moral en la época victoriana: puritanismo y prostitucion. Jack El Destripador, en Contribuciones a las Ciencias Sociales. eumed.net/rev/cccss/06/cgh7.htm
- Homrighaus, R.E. (2010). Baby Farming: The Care of Illegitimate Children in England, 1860–1943. ed. at Historytools.
- Poor Law Amendment Act de 14 de Agosto de 1834 consultada el 12/06/2017. http://www.victorianweb.org/history/plaatext.html
- Rattle, A. (2011). The woman who murderer babies for Money. The story of Amelia Dyer. Hardcover edition.
- Thane, P. (1978). Women and the Poor Law in Victorian and Edwardian England. Hist Workshop J1978; 6 (1): 29-51. doi: 10.1093/hwj/6.1.29.
- Vitale, G. (2014). Anthropology of Childhood and Youth: International and Historical Perspectives. London. LexingtonBooks. Pp.20.
WEBGRAFÍA
- http://www.capitalpunishmentuk.org/babyfarm.html Consultada 17/06/2017.
- http://www.independent.co.uk/news/uk/crime/amelia-dyer-the-woman-who-murdered-300-babies-8507570.html Consultada 17/06/2017.
- http://www.dailymail.co.uk/news/article-2283302/Britains-worst-serial-killer-The-Victorian-angel-death-murdered-400-babies.html Consultada 18/06/2017.
[1] http://www.victorianweb.org/history/plaatext.html
[2] Fueron creadas como una institución de caridad para ofrecer techo y alimento a las personas más desfavorecidas de la sociedad como niños, ancianos y mujeres, pero no por altruismo, sino a cambio de durísimos trabajos y jornadas laborales de diez horas.
[3] Al utilizar hoy en día el término “moral victoriana” nos estamos refiriendo a una serie de valores como el estricto código de conducta social, una gran represión sexual y una muy baja tolerancia a los hechos delictivos.
[4] En este momento el término adopción se utilizaba para justificar estas prácticas, que evidentemente nada tiene que ver con el actual concepto de adopción.
[5]http://www.dailymail.co.uk/news/article-2283302/Britains-worst-serial-killer-The-Victorian-angel-death-murdered-400-babies.html.
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