“Nada es más fácil que identificar la figura del malvado, pero nada es más difícil que llegar a entenderlo”
Fiódor Dostoievski
Desentrañar las motivaciones que se ocultan tras los actos crueles y violentos de un asesino o de una asesina es el propósito de mi tercer libro “Muertes nada accidentales”. Esta vez me he lanzado al vacío y he narrado las formas en que se presenta la oscuridad del ser humano.
El análisis de la génesis criminal, del geoperfil – con planos y mapas de los diferentes escenarios del crimen- fotografías de los protagonistas, de las víctimas y de algunos de sus trofeos forman parte de este libro. Y al final de cada capítulo un perfil criminológico completo, una visión holística del asesino y de sus crímenes. Doce criminales, diez historias, diez motivaciones que llevan al ser humano a arrebatar la vida a otros. Cada capítulo es un puzle que ustedes resolverán al acabar su lectura, porque el mal está hecho de piezas que deben encajar entre sí a la perfección. Solo así seremos capaces de apreciar la imagen que forman dichas piezas.
También se adentrarán en el contexto histórico, cultural y social en el que esos hombres y mujeres asesinaron, porque ellos y ellas también son fruto de la época en la que vivieron. Para comprender a los criminales violentos primero debemos intentar entender las sociedades en las que viven.
Les invito a leer diez relatos de doce personas que no nacieron siendo asesinos ni asesinas, desgranando como su pasado y su presente influyeron en las decisiones letales que tomaron. Quiero alimentar el pensamiento crítico de los lectores y que se pregunten porqué, sintiendo esas emociones, no se han convertido en depredadores de su propia especie y ellos y ellas, sí. La soledad, el amor, la envidia, el odio, la codicia o la frustración pueden convertir a una persona en un ser humano despiadado y sin compasión. ¿Pero qué factores deben darse para que eso ocurra?
ALGUNOS FRAGMENTOS DE MUERTES NADA ACCIDENTALES
“Todo Londres estaba deseando ver a Nilsen. Lo único que sabía de él era lo que la prensa había publicado: sus atroces crímenes. Se imaginaban a un monstruo. Un hombre rudo y corpulento, salvaje, con cara de haberlo perdido todo y no sentir absolutamente nada por nada ni por nadie. Un hombre malvado que infundiría terror con solo mirarlo. Pero la realidad fue bien distinta. De pronto, los londinenses, los ingleses, el mundo entero se encontró de bruces con un tipo delgado y de aspecto frágil y anodino. ¿Cómo era posible que alguien como él fuera un brutal asesino en serie? Su imagen rompía por completo el arquetipo de lo que la sociedad consideraba un asesino monstruoso.”
Durante su estancia en prisión, Nilsen no perdió el tiempo. Grabó alrededor de 250 horas de cintas y escribió un diario formado por cincuenta cuadernos únicos en la historia de la psicología criminal por su sinceridad y el exhaustivo examen que hizo de cada uno de sus crímenes. Los diarios de Nilsen revelan su personalidad débil o inadecuada además de disponer de un medio para revivir de modo constante sus crímenes.
“Denise Labbé se sintió muy halagada cuando aquel joven atractivo e inteligente la invitó a compartir con él un acto supremo de amor. Pero para merecerlo, le dijo él sin titubear, debería sufrir por esa relación. Ella aceptó y se enamoró de tal forma de Jacques Algarron que su entendimiento quedó anulado. De hecho, se sometió a las mayores infamias a las que se puede someter un ser humano. Vivió una pasión imposible de controlar, de esas que cuando entran en el cuerpo se adueñan de la razón y la cordura. Pronto, sin embargo, el amor y la pasión se convirtieron en idolatría, y lo hicieron hasta tal punto que Denise fue conminada a realizar un sacrificio que rindiera un culto digno y adecuado a su amor. El sacrificio más grande que se le puede pedir a una madre”.
“Ninguno de nosotros somos inmunes a nuestra propia carga genética y a los factores ambientales en los que crecemos. En el caso de Chase, pesaron ambas. No seguir un tratamiento farmacológico, que sus padres se desvincularan de él para no tenerlo en casa y el abuso de drogas y alcohol aceleró el deterioro de su mente. Sus espantosos crímenes nacieron de sus delirios. Chase se perdió en los rincones más oscuros que están ocultos en la mente humana. Elaboró una serie estrategias para protegerse y mantenerse a salvo, y eso implicaba quitar la vida a otras personas. Richard Trenton Chase rompió con el mundo real para vivir una relación patológica con todo lo que le rodeaba, viéndose obligado a matar para mantenerse con vida. Eran ellos o el.”
Editorial Rosameron
Leave a Reply