“Salvaron la vida de muchas personas al atraparme, nunca me hubiera detenido.”
Alexander Pichushkin, el asesino del ajedrez.
Firma invitada.
Autor del artículo: Francisco Alguacil Casas. Graduado en Criminología y Seguridad por la Universidad Jaume I de Castellón. Ha realizado diversos cursos relacionados con la investigación criminal y el perfil criminológico. Actualmente cursando el Grado de Derecho en la Universidad Jaume I y el Curso de Especialización relacionado con los homicidas sistemáticos (EICYC). Colabora con artículos de interés criminológico en el periódico Levante-EMV (Comunidad Valenciana).
PALABRAS CLAVE: Diana Quer, violación, asesinato, psicópata sexual, violencia de género, machismo.
Hasta la saciedad hemos escuchando que Diana Quer es la primera víctima de violencia de género o violencia machista del año 2018. No es extraño encontrar publicaciones de diarios, sitios webs, y hasta del propio Observatorio Estatal de Violencia Sobre la Mujer en las que se proclama alto y claro, que Diana Quer es la primera víctima de violencia de género del año 2018. ¿Pero es que nadie es capaz de ver que la violencia de género no tiene nada que ver con este asunto?
Entendamos que violencia machista es aquella que ejercer un hombre, contra una mujer, por el hecho de ser mujer. Lleva implícito en su actuar la motivación de dominar a la mujer, subyugarla a la voluntad del hombre. Someterla bajo sus deseos por considerarla un ser inferior. Si cerramos el abanico y nos referimos a la violencia de género, la propia LIVG del 2004 nos refiere que, para que se considere como tal, además de la motivación de dominación de la mujer, debe de existir o haber existido una relación de pareja o de análoga afectividad.
He tenido ocasión de leer muchas publicaciones en redes sociales que expanden el (des)conocimiento acerca de la violencia de género y la violencia machista. Una suerte de psuedoexpertos, (mal)influencers, que tratan de acuñar erróneamente crímenes en categorías y tipologías delictivas, sobre las que presumiblemente no tienen excesiva formación.
Actualmente nos encontramos ante un fenómeno que yo denominaría “panmachismo”, es decir, la imperiosa necesidad y obsesión por encuadrar como violencia machista o de género cualquier delito en el que la víctima es mujer y el victimario es hombre. Todo se ha convertido en machismo. Se ha llegado al punto de generalizar la siguiente ecuación:
Hombre victimario + mujer víctima = violencia machista/de género
Pero las cosas no son así. ¿Qué dirán entonces de Santiago, el hombre que mató a su mujer Sofía en defensa propia el pasado 24 de agosto en Cáceres? Estuvo en prisión provisional hasta que aparecieron indicios que corroboraron su versión y pudo salir, a la espera de juicio. ¿Este hombre es culpable por el simple hecho de cumplir su rol en la anterior ecuación?[1]
Como muchos colegas, y entre ellos profesores referentes en el ámbito criminológico de este país, pienso firmemente que no estamos ante un caso de violencia machista ni de violencia de género. En las siguientes líneas voy a tratar de explicar razonadamente ante qué tipo de sujeto nos encontramos: uno de esos a los que muchos no quisiéramos ni siquiera cruzarnos por la calle. Mucho se ha hablado sobre “El Chicle” y su peculiar personalidad: que se comportaba raro, que era grosero, embaucador, errático, violento… Hasta aquí llegan los medios de comunicación y el común de los mortales, entre ellos los (mal)influencers.
Este sujeto coincide con lo que los criminólogos denominamos psicópata sexual. Aúna en sí mismo las características más perversas que puede tener un ser humano. Si echamos mano de la escala PCL-R de psicopatía de Robert Hare, seguramente estamos en condición de afirmar rotundamente que cumple la mayoría de los ítems de la misma. Hemos ido conociendo de forma dosificada con cuentagotas cierta información sobre su pasado y su actuar. Así, hemos podido saber su versatilidad delictiva en cuanto a que estuvo en prisión por tráfico de drogas, así como una turbia presunta agresión sexual a punta de navaja a la hermana gemela de su mujer, que por aquél entonces era menor de edad (se cerró el caso por falta de pruebas y la retirada de la acusación por la propia víctima, que con total seguridad pienso que decía la verdad). Además, en un intento por satisfacer su pulsión sexual interna cavó su propia tumba: intentó hacer lo mismo que hizo con Diana con otra chica en la localidad gallega de Boiro. Afortunadamente ésta última tuvo la suerte de poder escapar, en parte debido a que “El Chicle” estaba recién operado del hombro así como que casualmente pasaron transeúntes y la chica empezó a gritar. Gracias a la denuncia de esta chica, y a las labores de investigación policial, se ha conseguido impedir que hablemos hoy en día de un violador y asesino en serie.[2]
Los que han tenido la desgracia de topar con él saben que es una persona embaucadora, con una labia impresionante para convencer, un encanto superficial que es muy característico de este tipo de sujetos. También violento, con un escaso autocontrol y capacidad de regulación de su ira. La falta de empatía es otro de los rasgos característicos, y se pone de manifiesto en su actuar: secuestra a una joven, muy probablemente la viola (a expensas de los resultados de la autopsia) y decide darle muerte porque ya ha aprendido la lección: no puede dejarla con vida bajo el riesgo de que Diana le denuncie y lo detengan.
A pesar de todo esto, muchos seguirán manteniendo que estamos ante un crimen machista porque “El Chicle” la mató porque era mujer, y porque además le rechazó; por no querer someterse a su dominación y a sus deseos. Lo cual es un tanto desacertado. No la mató por ser mujer. En este caso, el hecho de que sea mujer es circunstancial. Es algo implícito en el hecho de que él sea heterosexual. Sus deseos sexuales, acordes con su orientación sexual, le impulsan hacia las mujeres. Si hubiera sido homosexual, hubiera hecho lo mismo con hombres. Además, tenía un perfil de víctima muy claro: mujer, joven, morena y con pelo largo y de figura esbelta. No lo deja al azar, es lo que criminológicamente denominaríamos cazador: actúa dentro de su zona de confort, en un espacio geográfico que conoce a la perfección. Busca a sus víctimas en los alrededores de donde reside, trabaja o frecuenta por ocio. No es baladí recordar que Diana fue hallada en el fondo de una especie de aljibe de una fábrica abandonada cerca de la casa de sus padres.
También es interesante analizar por qué El Chicle ha decidido confesar el paradero de Diana Quer. Él mismo ha dicho que lo hace por aliviar, en la medida de lo posible, a la familia de Diana. Porque en cierto modo el mal ya estaba hecho y así podrían descansar. No se crean absolutamente nada. A él le trae sin cuidado que la familia descanse o no. Y tampoco le atormentan unos remordimientos que no tiene. Firmemente pienso que si ha decidido contar dónde escondió a Diana es porque piensa que va a beneficiarse de ello. Que le va a sacar jugo al asunto. Quizá piense que la sociedad así le odie menos (cosa que también le importa un carajo seguramente). Yo me inclino más por pensar que busca beneficiarse de alguna atenuante penal por confesar tanto el crimen y su paradero. Un beneficio penal que, espero con total confianza nunca llegue.
CONCLUSIONES
A modo de breve conclusión, y a la vista de la información de la que disponemos actualmente, cabe dejar claro que, criminológicamente, Diana Quer no es la primera víctima de violencia de género en España de 2018.
El otro protagonista de esta historia, el victimario, apodado como “El Chicle”, es casi con total seguridad un psicópata sexual, lo que hace que no le importen los valores morales impuestos en la sociedad y mucho menos las leyes. No la eligió por ser mujer, para someterla a la dominación machista tan proclamada por muchos. La eligió por ser él heterosexual y ella ser su prototipo perfecto de presa: joven, morena y alta. Nada más.
Mientras tanto, a él le estamos protegiendo. Hoy se ha conocido un cambio de prisión para garantizar su seguridad e integridad física. Y tristemente lo único que podemos ofrecerle como sociedad a la familia Quer son nuestros pésames. Sin embargo, la cosa sería muy distinta si pudiéramos (de hecho, podemos) prevenir estos crímenes, incorporando la criminología en las instituciones públicas.
Mientras continuemos así, seguiremos lamentándonos y dando pésames y no soluciones.
BIBLIOGRAFÍA
Garrido, V. (2000). El psicópata: un camaleón en la sociedad actual (1ed.). ALGAR.
Escala PCL-R de Robert Hare.
WEBGRAFÍA
http://www.larazon.es/sociedad/la-guardia-civil-localiza-el-cuerpo-de-diana-quer-HG17339248
http://www.publico.es/sociedad/diana-quer-chicle-delincuente-agilidad-mental-cayo-propia-trampa.html
[1] https://www.elespanol.com/reportajes/20171222/santiago-hombre-sofia-defensa-propia-ahora-quiero/271223868_0.html
[2] Definición de asesinato en serie en base al simposio del FBI sobre el asesinato en serie celebrado en 2005.
Hola sigo este caso desde qué comenzó? Qué pena!
Convenio de Estambul https://rm.coe.int/1680462543
Qué casualidad que el perfil de un maltratado machista tenga tantas semejanzas con el de un psicópata
Diferencia entre los conceptos como: violencia hacia la mujer, violencia de genero, violencia doméstica, violencia machista …
«Quienes piden cadena perpetua para casos que son violencia machista luego hablan de dictadura de género,llaman adoctrinamiento a la educación afectivosexual y son contrarios a la Ley de Violencia. No son casos aislados¡ES MACHISMO! No hay cárcel lo suficientemente grande para eso». Teresa Rodriguez
Son solo algunas ideas relacionadas con el artículo.
Un saludo
Hola INMA, no termino de entender su comentario. En cuanto al convenio de Estambul, tampoco entiendo la relación con el artículo. En España, a pesar de adherirse al convenio, no se han modificado las disposiciones normativas en vigor respecto a lo que legalmente se considera violencia de género, por lo que a efectos prácticos el convenio resulta inoperativo.
De igual modo, su comparación del maltratador (entiendo que se refiere al maltratador y no al maltratado como vd, indica) machista con el psicópata, de buenas a primeras resulta inacertada, vaga e imprecisa.
La figura del psicópata existe en torno a multitud de delitos ocurridos, y a muchos otros actos que no llegan a constituir delito, y en casos como el que en el artículo se analiza es una realidad. Pero ojo, ni todos los maltratadores de mujeres son psicópatas (algunos llanamente son machistas sin trastorno alguno), ni todos los psicópatas son maltratadores. Por eso partir de una generalización tan amplia resulta erróneo, puesto que hay que analizar la génesis y el desarrollo de cada caso en concreto, para poder proporcionar conclusiones más precisas y ajustadas a la realidad.
Gracias por su atención y su lectura del artículo.
Saludos.
Hola Francisco
Si bien estoy de acuerdo con usted en que el de Diana no es un caso de violencia machista, sino el de un perfecto psicópata que se cruzó desgraciadamente en su camino , también opino que «el chicle» SI es un machista maltratador.
Pero no en relación con Diana, si no en su propio entorno familiar ( su mujer, su cuñada … ).
Es un machista maltratador con su familia, y además un psicópata asesino.
Interesante el artículo, seguí más o menos el caso y no caí en la «etiqueta» hasta leerle
Pero entonces, no hay un criterio unificado. Segun La Xunta de Galicia:
Se entiende por violencia de género cualquier acto violento o agresión, basados en una situación de desigualdad en el marco de un sistema de relaciones de dominación de los hombres sobre las mujeres que tenga o pueda tener como consecuencia un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas de tales actos y la coacción o privación arbitraria de la libertad, tanto si ocurren en el ámbito público como en la vida familiar o personal. (Ley 11/2007, del 27 de julio, gallega para la prevención y el tratamiento integral de la violencia de género).
Hola MONICA,
Agradecerte tu comentario. Si bien es cierto que las voces discrepantes son muchas, aclararte que la definición legal que pueda tener una Ley autonómica sobre lo que A EFECTOS DE ESA LEY se considera violencia de género no tiene validez extrapolable al caso.
Para definir lo que actualmente se considera violencia de género, debemos de partir de la LO 1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, y concretamente del art. 1.1, el cual te dejo aquí:
«1. La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia.»
Gracias de nuevo por tu aportación.
Saludos.