Copycat killer. Crimen o asesinato que ha sido modelado, motivado o inspirado por otro anterior que ha sido difundido masivamente en los medios.
El efecto imitación emerge de la personalidad de sujetos que quieren emular las conductas criminales llevadas a cabo por “criminales carismáticos” que han aparecido o aparecen en los medios. Las fuentes a través de las que conocen la actividad criminal de los asesinos originales, son los medios de comunicación (sobre todo la televisión), la prensa digital, sus biografías, las redes sociales, Internet, las recreaciones cinematográficas y los true crime televisivos y literarios. Pero, ¿qué les lleva a querer imitar a determinados asesinos?
1.- Loren Coleman, autor de The copycat effect: How the media and popular culture trigger mayhem in tomorrow’s headlines (2004), sugiere que el hecho de imitar a otros asesinos, tiene un claro objetivo: obtener fama y notoriedad, la misma que tuvieron los asesinos a los que imitan o tratan de imitar. Creen que al cometer esos crímenes, terminaran saliendo en los medios, su foto estará en Internet e incluso pueden llegar a ser los protagonistas de una película, un libro o una serie de televisión, de modo que para ellos es gratificante. Son conscientes de que los asesinatos más impactantes y atroces cometidos por otros sujetos, han tenido una amplia cobertura mediática y buscan vincular sus crímenes con la publicidad que se dio a los asesinos originarios, disfrutando así de una “publicidad reflejada”[1]. Los imitadores consideran, que la atención mediática que reciben estos asesinos, es una recompensa[2] a los actos criminales que han cometido. Cuanto más famoso es un asesino en serie, más atractivo es para los imitadores. Algunos multicidas (en un solo acto y seriales) han sido elevados a la categoría de figuras míticas o estrellas, llegando incluso a crear fanatismo, fascinación, o reconocimiento público, confiriendoles un estatus de inmortalidad. A pesar de que Ted Bundy murió en la silla eléctrica, en la prisión estatal de Florida en 1989, el canal de televisión de pago Netflix, estrenó en 2019 un biopic sobre este psicópata y sus brutales asesinatos.
2.- Imitar o copiar los crímenes de un asesino al que los imitadores admiran, puede formar parte de las fantasías de esos sujetos. Dos semanas antes de perpetrar su ataque contra estudiantes de la Universidad Seattle Pacific en 2014, Aaron Ybarra escribió en su diario que Seung-Hui Cho (autor de la masacre Virginia Tech) y Eric Harris (autor junto a Dylan Klebold de la masacre de Columbine, 1999) eran sus ídolos. Ybarra ha sido sentenciado a 112 años de prisión.
16 de abril de 2007. El joven de 23 años, Seung-Hui Cho, se suicidó tras asesinar a 32 personas en el campus de Virginia Tech University. Antes de la masacre envió un paquete con fotos, vídeos y escritos a la cadena de televisión NBC.
3.- Otra de las motivaciones es tratar de exculpar al asesino, haciendo creer a los investigadores que han detenido a la persona equivocada o bien para cargar otra víctima al asesino original, sin que él haya participado en esa nueva acción criminal. La periodista free-lance, Verónica Compton, trató de imitar al asesino serial Kenneth Bianchi[3], de quien se había enamorado, con la intención de exculparlo. En 1980, Bianchi ideó un plan para poder salir de prisión y entregó a Compton su propio semen en un guante con la indicación de que debía encontrar una nueva víctima. Los pasos a seguir que recibió la periodista la empujaban a matar utilizando el mismo modus operandi que él, para, una vez finalizado el asesinato, depositar el semen de Bianchi en la escena del crimen y que pareciera un crimen sexual. La intención de imitar y amañar la escena del crimen es que los investigadores llegaran a la conclusión de que habían detenido al hombre equivocado y que el asesino seguía en libertad. Al no haberse desarrollado aún la tecnología del ADN, no había peligro para Bianchi: era imposible que en ese momento se supiera que el semen era suyo. Compton obedeció a Bianchi, pero la víctima seleccionada, Kim Breed una joven de 26 años se defendió y el plan fracasó. Salió de prisión en 2003, tras 23 años de condena.
4.- La despersonalización. Los copycat killers pueden tratar de imitar a otros asesinos como un medio para adoptar una personalidad que les permita justificar su crimen. Adoptan temporalmente la personalidad de la persona real o del personaje de ficción al que están imitando. El 20 de julio de 2012 y durante el estreno de la película The Dark Knight Rises, James Eagan. Holmes entró en el cine Century 16 de Aurora (Denver, Colorado) y comenzó a disparar indiscriminadamente a los espectadores, tras lanzar varias bombas de humo. Asesinó a 12 personas y dejó heridas a otras 58. Holmes (24) en el momento de ser detenido se identificó como Joker, el enemigo de Batman[4]. Para cometer la masacre, se tiñó el pelo de un chillón color naranja y testificó que Joker, personaje de ficción de la saga Batman, le proporcionó un vehículo a través del cual asesinó a esas personas, asumiendo una nueva identidad que le facilitó su violencia homicida. Justo una semana después de la masacre de Aurora, Scott Smith (37) fue detenido en una sala de cine en en la que proyectaban la misma película con una Glock de 9mm y munición en su bolsa[5]. Intentó imitar la masacre de Holmes pero en Cleveland, Ohio.
James Eagan Holmes abandonó sus estudios de doctorado en neurociencia en 2012, el mismo año que perpetró su masacre
5.- Venganza. En este caso nos referimos a los asesinatos múltiples en un solo acto (asesinatos en masa) sobre todo aquellos que se llevan a cabo en colegios, institutos o universidades, los denominados copycat mass shotter. Estos imitadores son los que más víctimas dejan. Aquí sí coincide la motivación del imitador y del asesino imitado: devolver a la sociedad el golpe por los agravios reales o percibidos y por el trato injusto al que ha sido sometido. En la mayoría de casos se trata de adolescentes de entre 14 y 17 años, que atacan a compañeros de colegio y profesores o universitarios que atacan a compañeros de universidad o a desconocidos. En la última década en Estados Unidos (según la base de datos elaborada por Mother Jones[6], ha habido un incremento del 255% (463 víctimas) en relación al periodo 1989-1998 y del 426% si lo comparamos con la década 1979-1988. La investigación de Harvard[7] muestra, por ejemplo, que entre 2011 y 2014, los tiroteos ocurrieron en promedio temporal de 64 días, mientras que en los 29 años anteriores ocurrían cada 200 días más o menos.
Elaboración propia a partir de los datos de infobae
El equipo de investigación de Sherry Towers, en su publicación Contagion in Mass Killings and School Shootings (2015), determinó que existen evidencias de que la atención mediática inspira a asesinos imitadores en una fracción significativa de tiempo. En su análisis estadístico de 176 tiroteos masivos en Estados Unidos entre 2006 y 2011 y 220 tiroteos escolares entre 1997 y 2013, descubrieron que el efecto imitación era más probable cuando se producía otra masacre 13 días antes y se le daba una amplia cobertura mediática. Towers afirma que los copycat mass shotter buscan modelos a seguir para imitarlos e incluso para superarlos, aprendendiendo de crímenes anteriores y estudiando sus técnicas. Para ellos los medios de comunicación son indispensables, ya que les proporcionan mucha información sobre los asesinatos múltiples anteriores. Para evitar el efecto imitación en estos casos, sobre todo entre jóvenes y adolescentes, en su artículo para The Wall Street Journal, Ari Schulman, afirma que:
- Se deben ocultar, en los medios de comunicación y en internet, tanto la identidad del asesino como su rostro.
- No hay que hacer propaganda a través de la publicación o divulgación de sus manifiestos, videos, notas o información básica del tirador.
- No se deben revelar datos de su biografía ni especular con los motivos que le llevaron a cometer la masacre.
- Hay que evitar los detalles específicos y sangrientos de la masacre, y también que circulen fotos y videos del evento criminal.
Park Dietz, psiquiatra forense y experto en la psicología de los sujetos que cometen masacres declaró en una entrevista para la BBC: “Llevamos veinte años de asesinatos en masa, a lo largo de los cuales he repetido insistentemente a la CNN y a otros medios lo siguiente: si no queréis propagar más asesinatos como estos, no empecéis las noticias con el sonido de las sirenas, no pongáis fotografías del asesino, no lo convirtáis en un especial informativo 24/7, haced todo lo que podáis por no convertir el recuento de víctimas en el enfoque que liderará la historia y no hagáis del asesino una especie de anti héroe. Contad la historia a los ciudadanos de la forma más aburrida posible desde cualquier punto de vista. Porque cada vez que se produce una nueva e intensa saturación informativa de la masacre contamos con que se producirán una o dos imitaciones a lo largo de la semana.”[3]
Para saber más sobre este tema: Homo Criminalis. El crimen a un clic.
[1] https://www.psychologytoday.com/us/blog/the-human-beast/201207/copycat-killings
[2] El psicólogo canadiense, Albert Bandura, a través de su estudio realizado a finales de los años 60 al que denominó Bobo Doll Experiment, determinó como los niños aprenden la agresión a través de la observación, sobre todo si veían que el agresor era recompensado por su acto agresivo.
[3] Entre octubre de 1977 y febrero de 1978 ocho mujeres y cuatro niñas fueron asesinadas en California y Washington. Sus cuerpos desnudos fueron abandonados en diferentes colinas. Kenneth Bianchi y Angelo Bueno, pasaron a la historia criminal con el sobrenombre de “Los estranguladores de Hill Side. Es uno de los casos que salen en la película Copycat (Jon Amiel, 1995).
[4] https://www.elmundo.es/america/2012/07/20/estados_unidos/1342811357.html.
[5] https://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/northamerica/usa/9460509/Ohio-man-arrested-with-gun-during-screening-of-The-Dark-Knight-Rises.html.
[6] https://www.motherjones.com/politics/2012/12/mass-shootings-mother-jones-full-data/
[7] https://www.motherjones.com/politics/2014/10/mass-shootings-increasing-harvard-research/
[8] En Estados Unidos entre 270 y 310 millones de armas circulan por el país. Si tenemos en cuenta que su población es de 319 millones, vemos que casi cada americano tiene un arma. Le sigue la India con 46 millones de armas. Fuente: https://cnnespanol.cnn.com/2018/11/08/por-que-ocurren-tantos-tiroteos-masivos-en-estados-unidos/
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