“¿No es el mal el elemento más verdadero de la satisfacción humana, el estado psicológico al que el hombre más profundamente aspira y se siente inexorablemente deseoso de abrazar? Constituyendo una fuente de vitalidad y energía espontáneas, la maldad difumina la frontera mundana de la existencia “normal”, galvanizando los sentidos y llevando vibraciones positivas al mundo. Es una faceta del carácter humano que disfruta en la oscuridad de la mente y sobre la que descansa la mayor parte de su vida. El mal procura la intoxicación sin estimulantes artificiales.” Ian Brady, asesino en serie. Extraído de su libro, The Gates of Janus (2015), p.63.
Brady asesinó a cinco niños entre 1965 y 1966 tras abusar sexualmente de ellos y lo hizo junto a su pareja Myra Hindley.
La maldad tiene muchas caras y no todas las personas malas o malvadas son iguales. Lo que más caracteriza a la maldad es la búsqueda constante del propio beneficio, en detrimento del bienestar y de los derechos de los demás. No siempre es tan llamativa ni tan mediática como en los casos de asesinos seriales o de violentos psicópatas. En muchas ocasiones es sibilina y silenciosa, y está más cerca de lo que creemos: madres que maltratan a sus hijos, niños que acosan a sus compañeros, directivos de empresas que terminan provocando el suicidio de algunos de sus empleados, políticos que llevan a la ruina y al caos social a un país, etc.
Desde 1950, diversos investigadores han estudiado muchos rasgos oscuros de la personalidad, que incluyen el desprecio por la vida y el bienestar de otras personas, conocidas o desconocidas. La pregunta a contestar es ¿hay en la maldad humana un factor general que está presente en cada uno de nosotros pero en diferentes grados? Parece que así es y está formado por lo que se ha denominado como los nueve rasgos oscuros. Aquellos sujetos que puntúen[1] más alto, serán los que tengan los comportamientos más agresivos, incluyendo el asesinato. Además una puntuación elevada es un elemento predictivo de:
- Ausencia de auto-control hacia os demás.
- Conductas antisociales y anti-jurídicas.
- Impulsividad.
- Conductas engañosas hacia terceros legitimadas en su superioridad.
- Ideologías basadas en el dominio y en la superioridad respecto a los demás.
- Creencia de que todos buscan su propio interés frente al resto de la sociedad.
En 2018, se publicó el artículo The Dark Core of Personality[2], un estudio científico de investigadores alemanes (Universidad de Ulm) y daneses (Universidad de Koblenz-Landau), que sugiere que características como el egoísmo, la psicopatía, el sadismo, el rencor o el narcisismo, comparten un núcleo común al que denominan factor oscuro de la personalidad o Factor D. Podemos pensar que es mucho más habitual que una persona sea rencorosa o egoísta antes que psicópata, pero este estudio demuestra que existe una misma tendencia[3] y que los aspectos oscuros de la personalidad están relacionados entre sí.
Esta investigación demuestra que existe una predisposición[4] por parte de ciertas personas, a llevar a cabo conductas que perjudican a otros y que son identificables por una serie de rasgos que están relacionados con patrones concretos de comportamientos dañinos y lesivos. En este caso, se deja a un lado la biología, y las explicaciones sociológicas que determinan que razones pueden llevar a una persona a cometer un delito, incluso llegar a matar, centrándose solamente en la psicología de la personalidad.
El factor D supone la tendencia a vivir solo interesado en cumplir los propios objetivos, deseos, motivaciones y expectativas, por encima de cualquier otra persona o circunstancia, llegando incluso a disfrutar con el daño que se causa a terceros. Implica:
- Maximizar la utilidad de otras personas haciendo lo que sea necesario para obtener lo que se quiere, sin valorar el daño que puedan causar.
- Intencionalidad, manipulación y utilización de los demás para lograr sus propósitos.
- Conjunto de creencias internas que justifican sus actos y su conducta, y así evitan sentir vergüenza o culpa.
Queda demostrado como el Factor D es un elemento común que aparece en los siguientes rasgos oscuros de la personalidad. Quienes tienen este Factor D, se consideran superiores al resto, defienden ideologías que favorecen el dominio sobre los demás y creen que el mundo es una jungla regida por la competitividad.
1.- Egoísmo. Preocupación excesiva por saciar los propios intereses. Actúan sin tener en cuenta las repercusiones de sus palabras y actos sobre los demás. El ego ocupa tanto espacio que no empatizan con las personas con las que interactúan.
2.- Maquiavelismo. Manipulación, frialdad emocional y absoluta creencia en la máxima de que el fin justifica los medios empleados. Supone una mentalidad estratégica para la búsqueda y consecución de los propios intereses.
3.- Falta de ética y de sentido moral. Cognitivamente no sienten remordimientos, ante actos faltos de ética y de moral.
4.- Narcisismo. Admiración desmesurada por sí mismo, bien por sus características físicas, su capacidad intelectual, sus logros profesionales o por determinadas cualidades. Necesitan atención y admiración constante.
5.- Derecho psicológico. Creencia recurrente y convicción de que es merecedor de más derechos que los demás, de recibir un mejor trato y de recibir concesiones que los demás no se merecen.
6.- Psicopatía.
7.- Sadismo. Infligir dolor a los demás, físico o psicológico, para obtener placer y sensación de dominio sobre otra persona.
8.- Interés social y material. Búsqueda de ganancias de diferente naturaleza: objetos materiales, estatus social, económicos, reconocimiento, éxito, fama, etc.
9.- Rencor o malevolencia. Disposición para dañar a otros (social, financiera, físicamente), aunque esto implique dañarse a sí mismo. Implica conductas como la agresión, el abuso, el robo, la humillación, etc.
A pesar de que todos los rasgos oscuros de la personalidad están relacionados entre sí, las correlaciones más intensas están entre egoísmo, maquiavelismo, falta de ética y sentido de la moralidad, psicopatía, sadismo y rencor. Zettler, uno de los autores de esta investigación, afirma que el conocimiento de este Factor D, puede ser un instrumento útil para evaluar la posibilidad de que una persona reincida o que haya una escalada de violencia y cometa delitos más graves.
[1] En esta página se puede evaluar la existencia y el grado del factor D, contestando a 16, 35 o 70 items. http://qst.darkfactor.org/
[2] Moshagen, Hilbig, y Zettler, 2018. Este estudio científico se hizo con una muestra de 2500 personas.
[3] Quiere decir que si un sujeto tiene uno de estos rasgos, podrá desarrollar algunos de los otros. Por ejemplo: si a un sujeto le gusta humillar a otras personas, hay más probabilidades de que se implique en conductas como mentir y robar.
[4] El entorno puede modular esa predisposición a la maldad: puede potenciarla o inhibirla.
BIBLIOGRAFÍA
- Brady, I., Sotos, P. y Wilson, C. The gates of Janus: An Analysis os Seial Murder by England’s Most. U.S, feral House, 2015.
- Moshagen, M., Hilbig, B. E., & Zettler, I. (2018). The dark core of personality. Psychological Review, 125(5), 656–688. https://doi.org/10.1037/rev0000111
- Velasco de la Fuente, P. Homo criminalis. El crimen a un clic. Los nuevos riesgos de la sociedad actual. Barcelona, Ariel, 2021.
Sos una genia!!!!