«Debo tener especial cuidado en los asuntos sobre la vida y la muerte. Si tengo la oportunidad de salvar una vida, me sentiré agradecido. Pero es también posible que esté en mi mano asistir a una vida que termina; debo enfrentarme a esta enorme responsabilidad con gran humildad y conciencia de mi propia fragilidad. Por encima de todo, no debo jugar a ser Dios.»
Juramento hipocrático del doctor Louis Lasagna (1964)
Hay un tipo de homicida múltiple secuencial al que no le mueve el sexo, el odio hacia hombres o mujeres, el lucro o el sadismo. Tienen otras motivaciones. Mata a sangre fría y puede llegar a ocultar sus crímenes durante bastante tiempo, escudándose en una impunidad que le hace sentirse invencible, casi Dios. Desde el punto de vista de la criminología se les define como ángeles de la muerte, asesinos y asesinas en serie que trabajan en el ámbito médico y de la sanidad y que aprovechan su profesión y su posición de poder para matar con alevosía[1] a más de dos víctimas-pacientes, en momentos temporales diferentes. Son asesinos y asesinas ocultos tras una bata blanca y una profesión que a todos nos inspira confianza y esperanza, siendo su arma sus conocimientos profesionales. La muerte de un paciente enfermo no levanta ningún tipo de sospecha en un lugar donde la muerte se pasea a diario…
Las mujeres que matan, en determinados casos, utilizan su género en su propio beneficio. Tienen profesiones tradicionalmente femeninas: enfermeras, auxiliares de enfermería, auxiliares de geriatría, asistentes o cuidadoras. Esto supone una gran ventaja al tener un fácil acceso a víctimas especialmente vulnerables, tratándose de personas enfermas, ancianos/as o bebés: todas ellas están en un claro estado de indefensión. Además tienen en común la capacidad y la oportunidad para matar a personas a las que, en realidad, deberían cuidar. Aparecen ante los demás como abnegadas profesionales mostrando su lado más humano, lo que las hace parecer inofensivas y merecedoras de la más absoluta confianza. Parafraseando a Maquiavelo, todos ven lo que estas mujeres aparentan, pero muy pocos advierten lo que realmente son.
PERFIL DEL ÁNGEL DE LA MUERTE
- Promedio de edad: 25 años.
- Actividad criminal: de 1 a 4 años. No hay ninguna tendencia temporal fijada.
- Responden de manera compulsiva a su necesidad de matar.
- Asesinas organizadas y mujeres socialmente integradas.
- Matan en solitario, aunque existen algunas excepciones.
- Son geográficamente estables. Matan en el lugar donde trabajan: hospitales, centros sanitarios, residencias de ancianos, etc.
- Enfermeras, auxiliares de enfermería, auxiliares de gerontología, cuidadoras.
- Fácil acceso a víctimas especialmente vulnerables. Son víctimas ideales, de bajo riesgo.
- Tienen contacto directo con sus víctimas. Confían plenamente en ellas. Relación profesional con la víctima-paciente.
- El género de las víctimas es indiferente. Matan tanto a hombres como a mujeres.
- Tienen el arma homicida en su propio puesto de trabajo, lo que les da un acceso continuo a ella.
- Modus operandi: la mayoría prefiere utilizar el envenenamiento. Emplean diferentes sustancias, pero la más habitual es la insulina (19 %). También eligen el cloruro de potasio, ideal para simular un paro cardíaco.[2]
¿POR QUÉ MATAN A SUS PACIENTES?
¿Qué lleva a una mujer (o a un hombre) que se ha comprometido profesional y éticamente a cuidar enfermos y a salvar vidas a convertirse en su asesina? Vicente Garrido afirma que frecuentemente se establece una relación entre estos sujetos y sus pacientes, pero las claves para decidir si matarlos o dejarlos vivir no son siempre comprensibles. Pueden considerarlos molestos, ofensivos, demasiado débiles como para merecer seguir viviendo, o simplemente sentirse Dios al tener en sus manos el poder y la capacidad de matar o dejar vivir. Como dice Janire Rámila, el móvil dependerá de la relación que se haya establecido entre la víctima y estos sujetos, así como del estado psíquico de estos asesinos y asesinas.
Podemos determinar que las razones principales por las que matan son las siguientes:
1.- Demostrar a los demás cuán capacitadas están para ejercer su profesión y para salvar una vida humana. Obtienen atención y reconocimiento, que es la verdadera motivación de sus actos. Hacen enfermar a las personas a las que cuidan para luego volcarse en salvarles la vida o en cuidarlas de modo obsesivo.[3]
En 1984, Genene Jones (Texas) fue sentenciada a 159 años de prisión por el asesinato de una niña de 15 meses y por el intento de asesinato de un bebé de cuatro semanas, aunque se sospechó que también podría haber asesinado a 60 bebés entre 1977 y 1982. Utilizó digoxina y heparina, que acelera el ritmo cardíaco. Necesitaba llevar a los niños al borde de la muerte para salvarlos luego y que todos elogiaran su buen trabajo, admiraran su profesionalidad y lo capacitada que estaba para ser enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) pediátrica. Necesitaba la atención de sus compañeros de trabajo y del resto de personal. Podría haber salido en libertad en mayo del 2018, a los 67 años de edad, por un subterfugio legal. Pero en mayo del 2017 se le imputó el asesinato de otro niño de 11 meses. Las autoridades quieren reabrir el caso y juzgarla de nuevo por los numerosos crímenes cometidos, aunque saben que va a ser muy difícil probarlos.
2.- Homicidio por compasión. Sienten una gran compasión por las personas a las que matan, y consideran que sus actos están dirigidos a acabar con su sufrimiento. Sin embargo, mienten cuando hablan de la compasión hacia sus víctimas, porque, en algunos de los casos en que se revisaron los historiales clínicos, se puede apreciar que no todos los pacientes presentaban enfermedades graves. El argumento de la compasión lo esgrimen, simplemente, para no ser vistos por los demás como los monstruos que son. Sheila McLean, profesora de Derecho y Ética en la Universidad de Glasgow, afirma que si la intención era aliviar el dolor y no la de provocar la muerte, aunque alguien acabe provocándola o acortando la vida de otro, esto actuará en su defensa. Pero ¿cómo podemos demostrar en un tribunal que la intención, fruto de la compasión, era la de evitar el sufrimiento de ese paciente? Timea Faludi “El ángel negro” (Hungría). Envenenó a 8 de sus pacientes con una inyección letal entre mayo del 2000 y febrero del 2001. Todos ellos padecían alguna enfermedad terminal. Declaró que “Las veía tristes y sin esperanza de curarse. Me pareció lo mejor para ellos”.
3.- Poder y control sobre la vida y la muerte. Los ángeles de la muerte tienen una profesión estratégica en lugares donde la muerte está presente a diario. Sienten que en sus manos tienen el poder para que esa persona siga viviendo (gracias a ella) o, por el contrario, muera cuando ella lo decida. Daniela Poggiali es una enfermera de 44 años que fue detenida en 2014 y condenada a cadena perpetua en 2016 por el asesinato de 38 pacientes con cloruro de potasio. Los consideraba molestos, y le daban mucho trabajo. Poggiali se hacía selfies con las víctimas, y en una de las fotos se la puede ver sonriente con los pulgares en alto al lado del cadáver de una anciana. La foto la hizo una compañera de trabajo, que fue despedida. Sin embargo en 2017 y tras su Recurso de Apelación ha sido absuelta. Actualmente, ya en libertad, está en espera de la decisión del tribunal Supremo.
4.- Placer sádico. Sentimiento erótico profundo o excitación sexual derivados del acto de matar. Jane Toppan (1854-1938) destacó en la escuela de enfermería como una de las mejores estudiantes. Tras su arresto en 1901, confesó 33 asesinatos. Admitió en el juicio que la muerte la excitaba sexualmente. Después de administrar a sus pacientes una mezcla de medicamentos, se tumbaba junto a ellos en la cama para mantenerlos cerca de su cuerpo mientras morían.[4]
INDICADORES A TENER EN CUENTA
A partir de un estudio realizado en el 2014 en la Universidad de Birmingham, Yardley y Wilson determinaron una serie de señales que se pueden asociar a los ángeles de la muerte. Son diferentes rasgos de personalidad o de comportamiento y entre ellos podemos destacar:
- Movilidad laboral de un hospital a otro, estando relacionados con incidentes ocurridos en el hospital.
- Predicen cuándo va a morir un paciente.
- Prefieren los turnos nocturnos y aquellos en los que haya menos personal.
- Intentan evitar que otras personas supervisen a sus pacientes.
- Se consideran excelentes profesionales y con grandes habilidades.
- Intentan captar la atención del resto de sus compañeros o superiores.
- Les gusta hablar sobre la muerte y hacen comentarios extraños cuando alguien muere.
- Cuando sus pacientes mueren, hacen comentarios sobre ser gafes.
- Hay una mayor incidencia de muertes durante su turno de trabajo.
- Se involucran de modo voluntario en la investigación de las muertes de los pacientes.
No se ha sabido determinar cuántas ni cuáles de estas señales deben presentarse juntas para poder considerarlas un indicador. Por ahora tampoco se sabe si el hecho de tener un mayor número de estos rasgos implica la comisión de un mayor número de asesinatos. Lo que sí se puede afirmar es que estas pautas les pueden ser muy útiles tanto a los centros hospitalarios como a los investigadores criminológicos para detectar y comprender este subtipo de asesinos y asesinas en serie que, de momento, siguen pasando de puntillas por la investigación académica y criminológica.
ÁNGELES DE LA MUERTE QUE NO MATABAN SOLAS
1.- Los ángeles de la muerte de Lainz. Estas cuatro chicas austriacas (de entre 19 a 43 años) fueron responsables de más de 200 muertes entre 1983 y 1989, aunque solamente se han confirmado 49. Todas ellas están en libertad, tras cumplir gran parte de sus condenas, por buena conducta. El Estado austriaco, les facilitó una nueva identidad. Al frente de este escuadrón de la muerte, estaba Waltraud Wagner (19 años).
2.- Gwendolyn Graham y Catherine May Wood, 22 y 24 años. Se conocieron en 1985 trabajando en el asilo Alpine Manor en Michigan. Juntas, asfixiaron a 8 pacientes para reforzar su pacto de amor. Graham asesinaba y Wood se quedaba custodiando la puerta. Tras cada asesinato, mantuvieron relaciones íntimas.
3.- Leonardo Cazzaniga (60) médico anestesista, y Laura Taroni (40), enfermera, acusados de 5 asesinatos en el hospital de Saronno (Varese, Italia). Entre las víctimas, están el marido de la enfermera y su suegra. El se sentía como Dios ante sus pacientes. Ella, mató por lealtad a su amante y porque quería formar una nueva familia junto a él.
BIBLIOGRAFÍA
- Garrido Genovés, V. (2012). Perfiles criminales: un recorrido por el lado oscuro del ser humano. Ariel.
- Vronsky P. (2007). Female Serial Killers: How and Why Women Become Monsters. Nueva York: Berkley Books, pp. 1, 42-43.
- Wilson, W; Hilton, T. (1998). Modus operandi of female serial killers. Psychological Reports. Ammons Scientific, 82(2): DO:10.2466/PRO.82.2.495-498.
- Yardley, E., and Wilson, D.(2016) In Search of the ‘Angels of Death’: Conceptualising the Contemporary Nurse Healthcare Serial Killer. Investig. Psych. Offender Profil., 13: 39–55. doi: 10.1002/jip.1434.
- https://www.theguardian.com/uk-news/2014/nov/22/study-identified-key-traits-serial-killer-nurses
- https://www.psychologytoday.com/blog/shadow-boxing/201204/when-nurses-kill
[1] La alevosía es una agravante recogida en el art. 22.1 del Código Penal. En estos casos, estamos ante una alevosía por desvalimiento. La asesina/o se aprovecha de las características personales de la víctima —como pueden ser la edad (bebés, niños, ancianos), una grave enfermedad o la incapacidad de movilidad en la que se encuentra— para asesinarla Sentencia 225/2014 del TS, Sala Segunda, de 5 de marzo de 2014. Son situaciones en las que las víctimas no pueden defenderse. Este tipo de alevosía aumenta la peligrosidad y la responsabilidad criminal.
[2] Yardley y Wilson, 2014.
[3] Garrido, 2012.
[4] Wilson y Hilton, 1998.
El caso más reciente
http://www.elmundo.es/internacional/2018/01/22/5a66085bca4741274b8b45e2.html
https://elpais.com/internacional/2017/11/09/actualidad/1510245481_127322.html
Muchísimas gracias por tu comentario. He seguido este caso. Sin embargo en este artículo me centro solamente en homicidas femeninas.
Excelente, me encanta, muy buenas explicaciones