El tiempo transcurrido desde la muerte de una persona es un asunto de vital importancia desde el punto de vista legal, para establecer la culpabilidad de un sujeto y para identificar a la persona desaparecida una vez encontramos su cadáver. Uno de los métodos más eficaces para determinarlo es la observación externa del cadáver, que incluye factores como la temperatura corporal, las livideces cadavéricas, la rigidez del cadáver, signos de deshidratación, lesiones externas a simple vista, mordiscos de animales e invasión de insectos.
Sin embargo para la gran mayoría de las personas los insectos son molestos, no nos gustan y no les vemos una gran utilidad, incluso hay personas que los tienen auténtico pánico (entomofobia, siendo la más común la apifobia, el miedo a las abejas). Sin embargo la vida en nuestro planeta no sería posible, sí estos diminutos seres vivos no existieran y vivieran en cada uno de sus rincones. Representan el 90% de la vida en la tierra y hay millones de variedades. Gracias a ellos las flores polinizan, las aves y muchos reptiles se alimentan y lo más interesante: suelen llegar a la escena del crimen antes que la policía. Una simple mosca puede convertirse en una especie de cronómetro, un indicador del tiempo transcurrido desde el momento de la muerte de una persona.
Los insectos nos pueden contar cuándo y dónde ha muerto una persona e incluso nos pueden decir si el sujeto tomaba drogas o si fue envenenado (entomotoxicología), ya que por ejemplo una larva hallada en la fosa nasal de un cocainómano será mucho más grande que las demás ya que las larvas crecen más deprisa o más despacio si han estado expuestas a ciertas drogas. Pueden vivir en un cuerpo en descomposición y su presencia es efímera, ya que aparecen y desaparecen tan deprisa que es increíble como logran colonizar, explotar, hacer desaparecer un cadáver y además proporcionar una información tan precisa.
La entomología forense, ha revolucionado la investigación en la escena del crimen, porque no hay nada subjetivo solo insectos que nos cuentan una historia y son testigos más fiables que los humanos (no pueden ser comprados ni eliminados) ya que no mienten y no pueden salirse de su desarrollo vital natural. Se trata de una ciencia cuyo objetivo es la aplicación y el estudio de la biología de los insectos a la investigación criminal, para determinar el momento de la muerte y en algunas ocasiones incluso su causa. Transcurridas 72 horas, la entomología forense es el mejor método y en muchos casos el único para establecer el intervalo post mortem (IPM), es decir el intervalo entre la muerte de esa persona y el hallazgo del cuerpo en la escena del crimen.
Cuando muere un ser vivo el cuerpo sufre una serie de cambios, y se va descomponiendo siguiendo una frecuencia totalmente predecible, convirtiéndose en un ecosistema dinámico y lleno de vida. Los insectos que llegan a él (necrófagos, necrófilos, omnívoros, oportunistas y accidentales) también se SUCEDEN EN UN ORDEN CONCRETO dependiendo del estado de descomposición del cadáver. Observando los insectos que hay, sabremos en qué fase de descomposición está el cuerpo y además podremos determinar la data de la muerte.
En un manual de Medicina Legal chino del siglo XIII hayamos el primer documento escrito de un caso resuelto por la entomología forense. En 1247, en una remota aldea china un labrador apareció degollado por una hoz, un instrumento muy habitual en aquella época. Sung Tz’u, acudió a investigar a aquella pequeña aldea. Ciertamente sin pruebas ni testigos, el asesino no tenía nada que temer. Sung Tz’u solicitó a todos los labradores que pusieran sus hoces en el suelo, en un día bastante caluroso y esperó pacientemente. A simple vista, todas las hoces parecían iguales pero tras un tiempo de espera, llegaron las moscas y estas empezaron a acumularse en la hoz que aún contenía inapreciables restos de sangre para el ojo humano, pero no para su excelente olfato, deduciéndose que esta era el arma del crimen. Así nació la entomología forense, considerándose esta la primera investigación en la que se utilizó a los insectos para su resolución y cuyos expertos han debido luchar a lo largo del tiempo para que su valor y su utilidad sea reconocida.
Un cadáver puede atraer hasta 300 especies diferentes, y es el lugar perfecto para reproducirse y alimentarse. Los primeros insectos en llegar a la escena del crimen, atraídos por los cuerpos en descomposición son las moscas, en particular la especie de las CALIFÓRIDAS. Son esas grandes moscas verdes y azules que hemos vistos en algunas ocasiones. Estas moscas son capaces de detectar el olor emanado por un cadáver a kilómetros de distancia y además su tamaño les permite el acceso con facilidad a casi cualquier lugar, siendo las primeras en llegar al cadáver. Estas moscas hembras llegan al cadáver, lamen la sangre y el resto de secreciones. Ponen sus huevos alrededor del cualquier tipo de orificio: anal, genital, facial y sobre las heridas (puñaladas, heridas de bala, golpes con objetos contundentes, etc.) y así comienza el desarrollo de la fauna cadavérica. Los huevos (aproximadamente de 2mm) incuban en 1-3 días dependiendo de la especie y de las condiciones ambientales. El huevo es seguido por un periodo larval de intensa actividad alimenticia y estas crecen rápidamente pasando por 3 estados larvales antes de alcanzar su tamaño final, pasando después a un estado de inmovilidad (pupa) periodo en el que se desarrollan las características de las moscas adultas. La metamorfosis dura un total de 14 días. A mayor temperatura y mayor humedad relativa más rápidamente se desarrollará y viceversa.
Existen dos métodos para determinar el tiempo transcurrido desde la muerte de una persona usando la evidencia de los insectos: la primera utiliza la edad de las larvas y su tasa de desarrollo y la segunda es la sucesión ordenada de insectos en la descomposición del cuerpo.
OBJETIVOS DE LA ENTOMOLOGIA FORENSE:
- Datación de la muerte de una persona a través del estudio conciso y detallado de la fauna cadavérica hallada en el cadáver. El desarrollo de cualquier insecto está influenciado por las condiciones ambientales y por el microclima.
- Determinación de la época del año en que se ha producido la muerte de esa persona.
- Verificación de que al cadáver se le dio muerte en el lugar donde ha sido encontrado o bien si este ha sido trasladado de lugar.
- Dar fiabilidad y apoyo a otros medios de datación forense como la autopsia.
Actualmente los entomólogos forenses suelen acudir a la escena del crimen, puesto que la captura y preservación de los insectos es crucial que se realice cuanto antes. Tienen una gran variedad de instrumentos y uno de los más importantes es la escala, ya que el tamaño de la larva, ayuda a determinar su edad y por lo tanto cuanto tiempo lleva en el cadáver, lo que ayudará a determinar el momento de la muerte. Gracias a los insectos podrán determinar el momento de la muerte de una persona y a veces incluso su causa, pudiendo así detectar las mentiras del asesino, y todo ello gracias a esos diminutos seres vivos que en la actualidad están en primera línea en la lucha contra el crimen.
BIBLIOGRAFÍA:
- Magaña, C. La entomología forense y su aplicación en la medicina legal: data de la muerte. 2001. Boletín de la Sociedad Entomológica Aragonesa (SEA) número 28. pp. 49-57.
- Rámila, J. La ciencia contra el crimen. 2010. Madrid. Ediciones Nowtilus. pp. 179-199.
- Perez Váquero, C. In Albis. La prueba de las moscas. Quadernos de Criminología numero 0. Valladolid. Enero-marzo 2008. SECCIF. pp. 21 -22.
- Laboratorio entomología forense CNP, España. https://www.youtube.com/watch?v=-UmECNgzvuA