“Matar debe hacer sentir bien a Dios, ya que lo hace todo el tiempo. ¿Acaso no estamos hechos a su imagen y semejanza?” Hannibal.
La sociedad siempre ha prestado atención a los asesinos en serie (AS) antes con la literatura y posteriormente con el séptimo arte y la televisión. La gente quiere (y además le gusta) asomarse al abismo y ver lo peor de la condición humana. Estamos ante los delincuentes que más llaman la atención y que además fascinan al público. Deberíamos plantearnos seriamente el por qué esto es así ¿verdad? Todos hemos oído hablar de Jack el Destripador, el primer AS de la Historia moderna (1888). En los años 70 y 80 los AS estadounidenses como Ted Bundy, el asesino de Green River, BTK o Zodiac provocaron un renovado interés en el público por los asesinatos seriales que se intensificó aún más en los años 90 con la proyección de la película El silencio de corderos, dónde aparece el carismático psicópata Hannibal Lecter, personaje de ficción creado por Thomas Harris en 1988 en su novela El dragón rojo.
Por lo tanto gran parte del conocimiento que tiene el público en relación a los asesinos en serie es producto de la literatura, de Hollywood y de series de televisión como Dexter, Hannibal, The Following o La Caza. No olvidemos tampoco a esas “cabezas parlantes” que aparecen en programas de televisión y en la prensa y que especulan sobre el motivo de los asesinatos o te hacen un perfil criminal sin estar al corriente de la investigación policial, sin ni siquiera haber acudido a la escena del crimen o haber leído el perfil victimológico. Toda esta información que nos llega a través del cine, de la literatura o de los medios de comunicación puede ser inexacta, ficticia, errónea e incluso anecdótica y si además la aunamos con la rareza del asesino serial puede dar lugar a una serie de mitos o conceptos erróneos sobre este criminal.
En el Symposium organizado por el F.B.I[1]., “Asesinato en serie: Perspectivas multidisciplinares para los investigadores”, celebrado en San Antonio, Texas, en Agosto del año 2.005 se establecieron una serie de conclusiones: desde el concepto de AS, el impacto de los medios de comunicación en la sociedad al hablar de ellos, el iter de la investigación criminal así como las motivaciones que les llevan a matar. En este caso nos interesa lo relativo de desterrar determinados mitos acerca de los asesinatos seriales partiendo de la base de que no se trata de un fenómeno actual ni exclusivo de Estados Unidos.
Brevemente podemos determinar algunos de estos mitos:
1.- Todos los asesinos en serie son hombres. Es cierto, que el número de AS masculinos es bastante superior al de féminas, pero esto no quiere decir que no existan. Aquí juega un papel importante tanto los medios de comunicación como la filmografía y la literatura que siguen perpetuando el estereotipo de que los asesinos seriales y psicópatas son hombres, dando a entender que las mujeres no son capaces de cometer actos criminales vinculados a la masculinidad. No olvidemos a las viudas negras o a los ángeles de la muerte, mujeres que asesinan por lucro o por saborear la sensación de poder. Además es importante recordar, que algunos de los asesinatos más crueles han sido cometidos de modo conjunto, por un hombre y una mujer: Charles Starkweather y Caril Fugate, Myra Hindley e Ian Brady o Frederick y Rosemary West.
2.- Los asesinos en serie son sujetos solitarios y disfuncionales. La mayoría de los AS, no son solitarios ni inadaptados socialmente ni viven solos, tal como lo presenta la obra literaria de Thomas Harris Dragón Rojo, llevada al cine en el 2002. Estamos ante sujetos que se ocultan a los ojos de los demás, son padres de familia, buenos amigos, tienen un empleo y están integrados totalmente en la sociedad y en la comunidad. Esta es una de las razones por las que muchos de estos AS pasan desapercibidos ante la policía y en la sociedad. Dennis Rader (BTK) envió dieciséis comunicaciones escritas a los medios de comunicación, estaba casado y tenía dos hijos, era líder Boy Scout y había servido con honor en la Fuerza Aérea de EEUU. Sin embargo asesinó a diez personas desde 1974 a 1991.
3.- Los asesinos en serie son todos hombres blancos. Los asesinos en serie abarcan a todos los grupos raciales: blancos, afroamericanos, hispanos y asiáticos: Pedro Alonso López (El monstruo de los Andes), Andrei Chikatilo (El carnicero de Rostov), Muhammad Omar Adan o Tsutomu Miyazaki. Sin embargo de manera significativa solo blancos y asesinos masculinos pasan a ser icono de la cultura popular ¿por qué?.
4.- Los asesinos en serie están motivados solamente por el sexo. Es cierto que es la motivación mayoritaria, pero no la única. Hay otras motivaciones como la ira, el el beneficio económico, la venganza, la búsqueda de atención o las emociones. En el caso de “los asesinos de la autopista”, John Allen Mohamed, un ex sargento del Ejército de estados Unidos de 41 años y Lee Boyd Malvo de 17, la motivación principal fue la ira y determinadas emociones. Paul Reid mató al menos a siete personas durante los robos perpetrados en restaurantes de comida rápida en Tennessee. En este caso su motivación era la de eliminar a los testigos.
5.- Los asesinos en serie viajan y matan en diferentes lugares. La mayoría de AS matan en zonas geográficas muy definidas. Llevan a cabo sus asesinatos dentro de sus zonas de confort que normalmente se definen por un punto de anclaje (su domicilio o su lugar de trabajo). A veces amplían su territorio cuando aumenta su confianza a través de la experiencia o para evitar ser detectados, de modo que hay pocos asesinos seriales que viajen para matar. Ted Bundy es la rara excepción que viajó y mató en diferentes estados (Washington, Utah, Florida, Colorado, Oregón, Idaho y California). Jack el Destripador ofrece el ejemplo clásico de esta preferencia geográfica porque acechaba y mató exclusivamente en el pequeño barrio de Whitechapel de Londres en el otoño de 1.888.
6.- Los asesinos en serie no pueden dejar de matar. Ciertamente, la gran mayoría de AS dejan de matar porque son detenidos. Sin embargo también existen excepciones como BTK que dejó de matar en 1991 aunque no fue detenido hasta el 25 de febrero de 2005.
7.- Los asesinos en serie son enfermos mentales o genios inteligentísimos. La imagen del AS que se ofrece en las noticias, en la literatura y en muchas películas sugiere que estos sujetos o bien tienen una enfermedad mental como la psicosis o son genios brillantes pero dementes como el Dr. Hannibal Lecter. Ninguno de estos dos estereotipos es exacta. Los AS son mucho más propensos a exhibir trastornos de personalidad antisociales como la sociopatía o la psicopatía, que no se consideran enfermedades mentales por la Asociación Psiquiátrica Americana (APA).
De hecho, son muy pocos los AS que sufren alguna enfermedad mental en un grado tan extremo que son considerados “locos” por el sistema de justicia penal (Richard Trenton Chase, el vampiro de Sacramento). Los AS psicópatas como John Wayne Gacy son totalmente conscientes de la ilegalidad de sus actos y por tanto imputables penalmente. Incluso David Berkowitz (El hijo de Sam) que hablo de rituales satánicos y de posesión demoniaca se consideró que era apto para ser juzgado tras ser detenido en 1977.
También nos encontramos con el estereotipo que considera a los AS como genios, súper criminales astutos que juegan con la policía y tienen en jaque a toda la prensa. Este estereotipo lo crea el cine, la literatura y las series de televisión. Hollywood nos ha regalado maníacos homicidas brillantes como John Doe (Seven, 1995) que personifica al AS brillante e inteligentísimo que juega con la policía, conoce la criminalística, planifica cada uno de sus movimientos incluso meses antes, lee a Dante y selecciona a sus víctimas cuidadosamente. Contrariamente a la mitología de ser poseedores de un C.I espectacular, creo que es la obsesión, la planificación meticulosa (AS organizados), su sangre fría, la conciencia forense adquirida y sus rasgos psicopáticos los que permiten a un AS actuar durante unos periodos largos de tiempo sin que sean identificados.
9.- Los asesinos en serie realmente quieren ser atrapados. Erróneamente se cree que cuanto más tiempo pasa, surge la necesidad en el AS de ser atrapado. Pero no “no es que quieran ser detenidos, es que sienten que no pueden ser detenidos”, y por ello en muchas ocasiones “ayudan a la policía” dándoles pistas o enviando mensajes a la prensa o a los propios investigadores como hizo BTK, Zodiac, William George Heirens o Jack el destripador.
Cada uno de nosotros tenemos un AS de ficción favorito y si nos preguntaran cual es la razón, probablemente la respuesta sonaría bastante extraña y dejaría preocupado a nuestro interlocutor. En mi caso, y tras años de estar en el ranking Hannibal Lecter, ha pasado a ocupar su lugar Augusto Ledesma, protagonista de la impactante trilogía de César Pérez Gellida formada por Memento Mori, Dies Irae y Consummatum Est (Versos, canciones y trocitos de carne). Actualmente es al AS que más me aterra. Este exquisito, sibarita y culto asesino en serie, se merece tener un post para él solo, y así será.
Bibliografía:
- Bartol, C. R; Bartol A.M Criminal & Behavioral profiling. Theory, Research and Practise. 2012. Sage publications, Incs. Versión Kindle
[1] http://www.fbi.gov/stats-services/publications/serial-murder